Cuando Stephenie Meyer escribió la serie de libros Crepúsculo puso toda
su imaginación en la trama, pero nunca en lo que podía lograr con ella…
Un
suceso editorial y cinematografico que volvió a colocar en auge la
siempre apasionante historia de vampiros, y que hoy ha logrado 2,5
billones de dólares, sin la más mínima señal de que su popularidad
decaiga…
A punto de estrenarse en el cine la última entrega de la
historia de amor entre Bella y Edward, miramos hacia atrás para
recordar cuánto han recorrido, pero también cuánto ha recorrido su
creadora…
Stephenie era una verdadera “ama de casa desesperada”,
con tres hijos, dedicada a las labores del hogar y llegando a los 30
años, no encontraba una tarea que la apasionara…
“Mi cumpleaños se acercaba y no estaba dispuesta aún a enfrentar tener 30″ comentó en una oportunidad al Phoenix New Times.
La noche del 1 de junio de 2003, la ahora afamada escritora, tomó varias decisiones, tomar clases de natación y una nueva dieta…
Al día siguiente nació Crepúsculo…
“Fue un sueño maravilloso y realmente loco de un vampiro y una humana”, comentó en su oportunidad a su editor, un loco sueño hoy valorado en cientos de millones de dólares…
Al
igual que los lectores, y luego los espectadores, Meyer se enganchó con
la historia que había llegado a su mente y sabiamente decidió
plasmarla…
Su trabajo fue visceral, instintivo y hasta inocente…
En
una entrevista al Seattle Post-Intelligencer dijo “Yo sabía desde el
sueño que necesitaba un lugar lluvioso. Así que me fui a Google“, así
fue como posiblemente luego de colocar en el campo de búsqueda “lugar
lluvioso en los Estados Unidos”, eligió a Forks, una pequeña ciudad de
Washington como el escenario de su historia, un escenario al que ella
misma nunca había ido…
La protagonista la vio como una chica
común y corriente de 17 años y tomó su nombre de una ex compañera de
clases que se avergonzaba de él, Isabella Swan, pero lo abrevió a
“Bella”. Por otra parte, el galán de la historia debía ser un vampiro,
pero un vampiro que luciera atraíble…
Decidió entonces escribir sobre Edward Cullen,
un “chupasangre” con apariencia eterna de adolescente que decidió ser
vegetariano para no perjudicar a más humanos, su sed la saciaría con
animales silvestres.
¿Stephenie no tuvo miedo de caer en clichés de historias de vampiros?
No…
Y es que no conocía ninguna al detalle, por lo cual tuvo que empezar a repensar, revisar y rehacer la leyenda.
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